martes, 6 de enero de 2015

Una contusión


Mis primeros días del año han estado marcados por los últimos del año que terminó.
Para empezar, me quedé sin la persona que más quería, en realidad me botó bajo términos que desconozco, y no es que no me duela pero simplemente ya me sequé de tanto llorar pensando en lo que pudo haber sido y no fue. Murió.

Los medicamentos me tenían realmente fatal.
Y con esto me refiero a que el valproato semisódico, me ayuda a regular mi esto de ánimo, gracias a él me encuentro más estable y los períodos de Manía-Depresión pasan desapercibidos, no estoy alegre pero tampoco enojada, o triste... sólo insípida. Al tener que tomarla en las mañanas y en las noches me quedé en un completo estado de zombieficación.
Nada me inmutaba. Al contrario andaba más muerta que nunca, me podrías haber gritado cuanto quisieras y ni el menor de los males te iba a desear.
Comencé a tener problemas del sueño, me costaba trabajo dormir y cuando por fin lo conseguía, me despertaba a las pocas horas, muy espantada y casi en pánico, era tanto que volverme a dormir me costaba más trabajo que antes y en ocasiones no resultaba posible volver a hacerlo, en consecuencia, comencé a quedarme dormida de día.
Estaba sentada y me dormía, parada, en el baño, en donde sea, si no tenía nada que hacer, me subía a dormir horas, para despertarme, comer y volver a dormir. Y así sucesivamente.
Me habían subido la dosis del antipsicótico: 2 por la noche.
Ahora imagínate, tomando dos antipsicóticos más el regulador del estado de ánimo, quedaba fulminada.
Me resultaba imposible continuar viviendo así.

Decidí suspenderlos porque se acercaba navidad y no quería andar toda zombie en esa fecha, aparte deseaba consumir vino y mezclar psicotrópicos con alcohol no es muy buena idea. Creí que sólo serían 3 días y ya.... pasaron más de 15 días para que yo pudiera volver a ingerir una pastilla.

Me cuesta trabajo acostumbrarme a tomarlas y cuando las dejo, ya no las quiero de vuelta.

Pero la verdad es que resulta necesario que las tome, comienzo a tener mis delirios de que soy perseguida, observada y controlada. Añado a eso que tengo etapas, días, semanas (o como quieras llamarle) de manía, dónde ando irritada, enojada, enérgica, con ganas de romper todo, con excesivo ánimo, cuando creo que de verdad puedo con el mundo, para que un día por un comentario, una canción o simplemente de la nada esté hundida en la más cutre de las depresiones y puedo demorar días o hasta un mes si es que se me place...de ahí conozco el período de calma en el que salí y no ando ni muy viva ni muy muerta... para dar paso a la manía dónde nuevamente presento insomnios y cosas así.

Mi período depresivo es diferente, a veces, sólo me dedico a comer (y vomitar) y engordo. Hay otras veces en las que simplemente no me levanto ni a probar bocado y pierdo peso y ya no sé si es que me da depresión estar tan obesa o por ser obesa es que tengo depresión.

Con frecuencia, busco navajas, sólo las consigo, las miro, las rozo por mi piel y las guardo.
considero que cortarme no es lo que estoy buscando, la sangre saliendo de mi cuerpo no es lo más importante para mí, eso no me va a calmar.

Pero lo más feo es tener que vivir en un lugar donde a la gente sólo le importa su perfecta vida, su dulce mundo de caramelo dónde nadie sufre y todos somos perfectos y no tenemos nada malo.
Ajá.
Como si de verdad les interesara saber que estoy hasta las 6:30 Am en mi cama viendo el techo y rascándome la cabeza hasta que me arde y no me puedo ni rozar con la llema de los dedos, hasta que fruncir el ceño me resulta doloroso.

No sé si para ellos verme así valga la pena, no es como si de verdad estuvieran muy interesados. Me pregunto yo: ¿si hago lo que quieren que haga, dejarán de molestarme la existencia? cada día que pasa los odio más.

Debería volverme indiferente, ellos quieren que haga lo que ellos quieren que haga. ¿Acaso creen que pueden decidir sobre mí tan fácilmente?. No lo sé.

Son gente que con el menor de los comentarios, se siente ofendido. Y me insultan de la peor manera que pueden encontrar: comparándome con mi mamá. Oh sí.

"Mírala, es grosera, igualita a la madre"

Creo que por dentro eso me pudre más que cualquier cosa. Para las mujeres normales y que tuvieron la mejor madre del mundo, sería bueno si les dijeran eso, pero para mí que tuve al peor ejemplo a seguir y que me abandonó... Nope. 

De hecho me esfuerzo mucho por no parecerme a ella y por más que lo quiero lograr, no parecen notarlo. A nadie parece no importarle (de nuevo) que yo no me parezca a ella. Somos diferentes, yo me estoy momificando con cada año que pasa, y ella sólo se hace cada vez menor mentalmente, un día pensará como un bebé de 3 años, yo lo sé.

Llegué al extremo de que sacarle la navaja a cada sacapuntas no me redituaba, era mucha la demanda, comencé a comprar más navajas y así poder armar mi propia colección, por eso de las dudas, para poder cuidarme.

Me estoy cagando del sueño.
Te desearía feliz año nuevo, pero no te lo mereces.

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