sábado, 17 de enero de 2015

Los desvelos, el insomnio, la ira, el odio, la soledad.

Son las 3:55 am y yo sigo despierta.

He tenido semanas muy pesadas, en las que definitivamente no puedo dormir, en serio, les juro que no tengo sueño, estoy fresca como lechuga, para mí es como si fueran las 2 de a tarde, no sé que le pasa a mi cuerpo, debe ser la temporada de manía lo que me tiene así.

Porque no todo es color de rosa, los días que logro dormir, generalmente son aquellos en los que me la he pasado llorando, porque sí, he tenido ideas, pensamientos y hasta arranques en los que intento matarme. Fatal error.

Particularmente me siento brutalmente sola, sin un amigo o alguien a quién pueda compartirle lo que siento, lo que pienso o las ideas que me ofuscan la mentalidad. Me siento mucho más abandonada de lo normal, me tiro todo el día encerrada en mi cuarto, sin bajar a convivir con las demás personas, y es que la verdad no me interesa convivir con los que viven conmigo, ellos no entienden lo que siento.

He tenido momentos en los que sólo quisiera trabar mi puerta con el ropero para que nadie pueda entrar y salir de ahí hasta que yo me sienta lista. No comer, no escuchar a nadie que no sea a mí misma, destruir todo y volverlo a componer, pero no puedo, sólo queda en eso en uno de los tantos miles de pensamientos que me llegan, aunque claro, éste es mucho más común.

Es triste no tener conmigo a alguien a quién pueda compartirle lo que siento, en realidad eso es lo que me tiene un poco decaída, mi mejor amigo está muy ocupado, mi mejor amiga tiene una vida independiente, la persona que amaba y que estaba charlando conmigo todos los días, ya no está más conmigo. Y todo esto me crea vacíos emocionales, llenos de desesperación, dónde mi único recurso es la fantasía.

Además, voy de camino a una posible y pronta recaída en mi problema con la comida. Creo que ya he perdido el suficiente peso cómo para qué el pantalón se me baje sin necesidad de quitarle el botón, estoy en temporadas de ayuno, a veces hago una comida al día, y por comida me refiero a brócoli, lechuga y agua; si bien me va como un medallón de pechuga de pollo asado, y sólo eso para TODO el día, sí soy floja, no me he matado haciendo ejercicio pero quiero ver que pasa sí sólo comienzo a bajar de peso así nada más. ¿Meta de este año? 43 kilogramos.

Y es que hoy tenía ojos de atracón, en serio, no me dí cuenta de lo que hacía, sólo comer, comer y comer como si alguien me lo ordenara, comer sin fijarme de las calorías, comer como si el tiempo para hacerlo se me terminara, hacerlo hasta que no me entrara nada más en la boca. Por supuesto que no me quedé con todo eso metido en el estómago, ¡claro que no!, no podía arruinar mi prefecto día de verduritas con todo lo que me acababa de comer así que me fui directo al baño y lo saqué todo, todo, todo. Fue relajante, ahí no sólo estaba esa comida, esa desesperación, ese miedo, estaba también mi soledad y mis ganas de ser escuchada.

Además, tome un laxante.

Sé que tengo que retomar los medicamentos porque ya traigo de nuevo mis ideas de paranoia y por lo mismo tengo éste episodio de manía pero es que no me gusta adaptarme de nuevo a la rutina de tomarlos.

La próxima semana aunque me cueste, me pondré a estudiar para mi examen de la facultad de medicina, dejaré la ingeniería y me haré médico psiquiatra, así que algo debo de hacer con mi vida en lo que la escuela comienza.

Se me desmorona el mundo, quiero morir y no puedo, quiero desaparecer y no sucede, así que sólo trataré de seguir pasando desapercibida entre éste montón de personas que conformamos el mundo.

De suerte que el martes veré a mi terapeuta.

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