domingo, 18 de enero de 2015

Purgas, sólo eso.

Mi días no han sido normales, entre la abismal soledad en la que me encuentro, ese desnivel en mi ánimo, esa nulidad de querer levantarme cada día.

Y es que no es sólo eso, sino que siempre encuentran motivos para decir que yo "Debo ser feliz" pero la verdad es que viviendo en una casa con personas disfuncionales, sin un amigo o persona cercana que tenga la amabilidad de preguntarme desinteresadamente si estoy bien.

No pasa nada, de hecho lo único que pasa es lo siguiente:
Supongamos que sólo me alimento de dos hojas de lechuga al día, cuando me lo merezco como un pepino, un vaso de agua y se acabó. No hay más, sólo eso para todo mi día. Pero entre tanta soledad, sólo puedo pensar en comida y no es hambre, porque no me apetece comer, sólo bajo, busco comida, me atasco, la vomito y me siento mejor.
A veces pienso que a pesar de todo, la comida es mi eneamiga. Lo he estado haciendo unas tres veces al día, vomito hasta escupir bilis, hasta sentir ese sabor amargo en mi boca, hasta que me arde el pecho de tanto hacerlo. 

Y sólo así encuentro la calma.

No encuentro ánimos para nada, quisiera vivir y dejar de llorar, quisiera que la idea de cortarme dejara de pasar por mi maldita cabeza, porque siempre que me dicen algo, en mi mente doy respuestas... pero en realidad siempre me quedo callada. No salgo de mi habitación, no me he bañado en tres días, la idea de hacerlo llega a mí pero simplemente no es algo que yo pueda hacer, porque mi cuerpo me lo impide, porque mi nulidad está ahí.

No salgo, no me dejo ver, no me contacto con la gente, tampoco tengo muchas intenciones de hacerlo. Creo que la gente me molesta más de lo que puede ayudarme, es cómo una alergia que tengo. 

Iugh, gente.

Todo lo demás, me vale madre.


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