lunes, 20 de abril de 2015

Te hago un espacio...

Hoy no estoy escribiendo una carta para el hombre que amo y por el cuál estoy pasando todos estos malos ratos.

Hoy sólo soy yo, una chica poco común, con ideas descabelladas que no sabe si hacer lo que debe o lo que quiere. Porque eso es lo que me tiene mal, entre el querer y el deber hay una gran diferencia.

Estos días en serio han sido de lo más jodidos, a duras penas y consigo energías para las cosas más básicas como levantarme e ir a la universidad. Estando ahí, me mantengo por mis amigos pero, ni aún estando ahí dejo de pensar en él, ni estando ahí dejo de extrañarlo, porque aún ahí él es tema de conversación.

Y siendo sincera, bien dice Josecristo que no hay envidia que sea buena, así que sólo digamos que es simple envidia, y la tengo de dos compañeras, ellas tienen con ellas a su lado a los hombres que aman, y aunque una bien que mal con todo y que a veces tienen problemas, está con él y puede hablarle por teléfono por algunas horas; la otra simplemente tiene con ella a un verdadero tesoro de hombre a su lado.

¿Y yo? bueno, yo soy una patata. Yo sólo me quedo viendo, recreando en mi imaginación que todas esas cosas buenas y bonitas que ellas tienen, me suceden con él también, a nuestra propia manera, ya que la distancia juega un papel importante pero, el punto es que sucederían todas estas cosas buenas.

Y la verdad es que estoy en ceros.

Estoy atrapada en una especie de callejón sin salida, con todos estos sentimientos que no sé donde poner, o a quién dar.
Encontré una persona a la cuál dárselos, pero no sé que pasa con él, si yo tuviera la más mínima idea de lo que le sucede, entonces sería otra cosa, si en lugar de distancia, fuera comunicación, las cosas serían muy diferentes, y tal vez entonces yo no estaría tan en ceros ni tan desubicada.

El único problema con esta persona es que estoy enamorada de ella desde el 2007, y ha sido una cuestión de años, de ignorarlo, de rechazar la idea, de perderlo por un tiempo, de retomarlo, de quererlo, de encariñarme, de amarlo, de darme cuenta de que siempre ha sido él la persona a la que siempre he querido en silencio.

Que me ha dicho que no una vez, eso está claro, pero tal vez fue porque no lo argumenté bien, o no sé, pudo haber sido incluso hasta el aire que pasó por ahí.

Estaba yo tan perdida hace algunos años, deambulando por la vida sin saber cuál era la inspiración para vivir, por qué vivía, que me mantenía atada al mundo, y entonces un día lo comprendí, un día me di cuenta de que siempre había sido él, que maravillosamente él existía, que yo existía y que por algo nos habían juntado. No importaba lo demás, existía él, era ese pequeño milagro, era esa obra del universo, era todo ese orden en mi caos, era la señal que yo necesitaba para poder vivir, para poder seguir adelante.

Y desde entonces, pude salir y dejar atrás cada infierno en el que caía, unos más agudos que otros, pero siempre supe que mientras el existiera, mi mundo iba a estar en orden.

No sé si cometí un error, pero su existencia me deslumbró por completo, quedé maravillada y no dejaba de regocijarme por haberlo encontrado precisamente a él, tan uno entre un millón, que precisamente esa criatura del señor, la hubiesen puesto en mi camino.

Yo no recuerdo mi vida antes de él, porque antes de él, no tenía vida. Era sólo una chiquilla sin pretensiones, que sólo jugaba, que no soñaba con nada, que no debía ni temía nada, no ambicionaba nada, ni quería más en la vida. Sólo era una pequeña niña mocosa.

Y la vida para mí, comenzó en aquel Agosto del 2001 cuando lo conocí, ahí fue cuando comencé a vivir, ahí fue cuando mi vida de verdad estaba agarrando camino, han sido 14 años caminando a lado de la persona a la que más he llegado a amar, al ser por el cuál daría mi vida misma, por el que si bien no puedo darle el mundo, le doy la porción que me dieron a mí, por la persona que creo que merece todo y mucho más.

Por eso estar entre el deber y el querer es complicado. Porque sé que debo dejar que pase el tiempo que dije que dejaría pasar, los meses que dije que cumpliría sin él, y después regresar a buscarlo, para ver si todo está en orden. Pero lo que de verdad quiero es tomar el teléfono y marcarle lo más pronto posible, escuchar su voz y saber que todo "está en orden" porque aunque no lo esté, al menos disimulamos estarlo, pero tenerlo conmigo, no quiero irme de su vida, no quiero dejarlo, porque si lo dejo sin haber luchado, sin haberlo intentado, sé muy bien que me voy a arrepentir toda la vida de haberlo perdido para siempre.

Te pasas la vida buscando a la persona con la cuál quieres despertar cada mañana, y cuando la encuentras, resulta ser mucho más complicado estar a su lado.

Yo lo amo, lo amo con toda mi alma, lo amo por las buenas cosas que sé que tiene, porque no es un mal tipo, lo amo por toda la serie de defectos que hacen de él un hombre endemonidado, lo amo con todo y su pasado que ha dejado una huella imborrable en él, lo amo porque existe y hace de mi mundo, un lugar mejor, lo amo por toda la serie de cosas que él ha hecho por mí sin saberlo, por todas las pocas palabras cariñosas pero sinceras, por todas las pocas muestras de amor... pero reales, por todos los hechos, por sus desvelos, por las risas, por las veces que me vio mal, por los regaños. Porque sólo él me ha dado lo que nadie más.

Y puedo seguir, pero es personal.

Adjunto una imagen que contiene una frase de la película: "Love, Rosie". Desde que la vi, supe que estaba describiendo mis sentimientos.


"No matter where you are, and who you're with. I will always, truly, completely, love you"

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