martes, 12 de mayo de 2015

A los 40 días


He pensado en dejarte,
soltarte,
olvidarte,
arrancarte.

De la angustia,
del pánico,
voy del dolor y el llanto,
a lo que tristemente se forma,
en la comisura de mis labios.

Engendro ¿tú?,
maligna ¿yo?,
hoy te amo,
con todas las ganas de odiarte.

Mañana es hoy,
y si hoy es mañana,
entonces te odio,
con toda la fuerza de mi amor.

Soy un plato roto,
tengo el corazón quebrado,
mírame ¿a dónde me has llevado?,
¡arrástrate!, me dictas.

¿Quién eres?, 
¿quién soy?,
¿somos?,
¿existimos?.

Hemos sido fruto de lo prohibido,
floreciendo de una amistad,
que se ha marchitado con los años,
que se dio por sentado.

Me tienes,
cruel verdad reconocida universal,
afecto lleno de violencia,
que sólo al verte encuentra la paz.

¿Te tengo?, 
y se agita mi alma al pensar,
en que podría existir la vaga posibilidad,
de que te pueda yo tener.

No existes,
No habitas mi alma,
me corrompes cual grito en la mañana,
perturbando mis ansias locas de paz.

Te dejo,
me dejas,
te anhelo,
y te alejas.

General que conduces la guerra,
que ha perdido mi corazón,
hiciste caer mis murallas,
me dejaste sin defensa.

Me muero,
te muero,
nos morimos,
puro amor.


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