miércoles, 6 de agosto de 2014

Que precio tiene el cielo



No me había dado el tiempo suficiente de poder escribirte algo aquí, porque las palabras me faltaban, porque no sabía precisamente cómo comenzar a explicarte que este es mi espacio privado, que es el lugar dónde mis ideas y mis pensamientos encuentran cabida.

Ahora tu formas parte de este espacio, tan privado, tan íntimo...
Quiero hacerte parte de todo lo que tenga que ver conmigo, que puedas con facilidad saber quién soy yo, quiero tantas cosas, que ni siquiera sé cuáles son las que quiero; de una cosa si estoy segura, es que te quiero a ti.

No supe de dónde comenzar a sacar material para esto, pero comencemos por la imagen que adjunté, me parece que todas las cosas ahí descritas, me gustaría hacerlas contigo, no importa si es sólo sentarnos a ver programas de televisión estúpidos y sin sentido, si tuviera que hacerlo, lo haría siempre contigo.

Porque ese es mi mayor problema, quiero hacer las cosas contigo siempre, desde que estás conmigo, me la paso pensando e imaginando las mil y un cosas que hacer contigo, abarcas todos los rincones de mi mente.

Como te dije una vez, eres mi primer pensamiento al despertar, eres lo primero de lo que me acuerdo todas las mañanas y en lo último que pienso antes de irme a dormir, eres mi último recuerdo cada noche...

Y así paso los días, acordándome desde temprano, pensándote y esperando a que de la hora de poder hablar contigo... el día, desde que amanece, es interminable, es eterno, y cuando llega la hora de poder charlar contigo... se va muy rápido, las horas vuelan, el tiempo pasa a una velocidad tan rápida que apenas y me doy cuenta de ello.

En un abrir y cerrar de ojos, te has convertido en mi mayor felicidad, y si me dieran a escoger entre 100 hombres, yo te escogería a ti de nuevo, sin dudarlo, sin pensarlo, sin titubear... porque eres lo que siempre había querido.

Te Adoro, te quiero, te amo, de tantas formas como un cuadro de Picasso.

Tuya Siempre.


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