Estando ayer en mi agonía personal, hundida en uno de los abismos que con frecuencia me consumen olvidé algo que es de relativa importancia para mi.
Ayer se cumplió un mes de que sucedió el intercambio de libros y concurso de oratoria dónde conocí a lo que parece ser el muso de mi historia.
Estaba tan satisfecha del dolor que sentía, de lo putrefacto y misero del momento, que olvidé por completo algo tan hermoso como eso. El momento sublime en que llegó a mi vida.
No hay mucho más por contar, excepto porque hay un mundo de cosas que me muero por saber de él, hay muchas cosas que quiero hacer con él, para él, por él...
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