La fascinación por el
extranjerismo en México.
¿Qué es lo maravilloso de lo
extranjero? ¿Por qué estamos tan fascinados con ello? Los mexicanos estamos
acostumbrados al malinchismo, al grado de que se ha vuelto parte de nuestra
idiosincrasia.
Quien vive en México, como
tal, presenta un rechazo hacia todo aquello que es nacional, a lo que se
produce aquí, lo que sale de nuestra tierra, queriendo vivir una vida de país
de primer mundo, cuando seguimos siendo un país “vías de desarrollo”.
Los adolescentes, (por ser
el ejemplo más claro) son quienes están más expuestos y sobre todo, quiénes se
sienten mucho más atraídos por lo extranjero, por las modas, que sean buenas o
malas, las siguen intentando formar parte de una comunidad que tiene “Swag” o
que vive al “Yolo”.
Esto, aunado a la
comercialidad de infinidad de productos que incitan al consumismo, crea una
decadencia cultural en la que los que habitamos en esta sociedad, olvidamos
nuestras raíces, llegando al grado de rechazarlo o sentirse avergonzado de ellas.
El mexicano, debe aprender a
hablar inglés, cuando vive en un perpetuo desconocimiento total de su propio
idioma, de lo rico y fluido que es, desconoce su grado de complejidad y al
mismo tiempo, le degrada. Ignora por completo los dialectos que están a punto
de extinguirse en su propio territorio, negando así algo que puede ser más que
una simple herencia cultural a las próximas generaciones.
¿Por qué rechazar a nuestra
propia cultura? En el extranjero, lo indígena es apreciado y observado con gran
entusiasmo, ¿por qué no podemos hacer lo mismo?, esto en base a que lo
consideramos anticuado, llegando al grado de
discriminarnos entre nosotros mismos, queremos sentirnos arios, cuando siempre hemos sido mestizos.
Es una cuestión cierta, el
mexicano se siente orgulloso de ser quién es, sólo cuando juega una selección
de fútbol, noventa minutos más tarde, vuelve a lo mismo, a querer tener un
estilo de vida salido “de película” en el que goza sin trabajar y obtiene lo
que desea por una simple cuestión de suerte.
Vivimos en una sociedad en
la que si no tienes un “iphone” o un “Smartphone” no puedes formar parte de un
grupo de amigos, en los que tomarse un selfie todos los días, aclararse tres
tonos de piel para lucir más “blanco” y subirlo a una red social para conseguir
que alguien le pique a un botón diciendo “me gusta” es mucho más importante que
contribuir al fomento de la cultura, en la que escuchar el género regional
mexicano, es considerado incluso “naco”, en la que nos llamamos unos a otros
“chacas”, en la que se compite por ver quién gana más seguidores que verdaderos
amigos.
Veo decadencia, veo jóvenes
que van al declive, una burda y pobre imitación de algo que sin duda no somos,
y es cómo la autoestima, ¿cómo quieres amar a alguien más si no te quieres a ti
mismo? Es eso lo que le falta al mexicano, aprender a amar lo propio, para
comenzar a apreciar lo extranjero.
Y yo te pregunto a ti, ¿eres
malinchista?, ¿también formas parte de ese grupo de personas que quiere vivir
en un sueño y no despertar a la realidad? A esa en la que tienes que trabajar
todos los días para poder pagar tus facturas, a la realidad en la que pretendes
vivir una fantasía, en la que juegas a ser algo que no eres, en la que te
rechazas a ti mismo y de dónde vienes.
Quiero que me digas: ¿qué
estás haciendo tú para cambiar?
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