lunes, 14 de septiembre de 2015

Aparece una luz

Me he pasado los últimos meses batallando con una inestabilidad increíblemente grande, que a veces ni yo misma sabía a quién recurrir, si reír o llorar, si era estupidez, o que me estaba sucediendo.
Sentía que no tenía control de mí misma, ni de mis emociones ni de ninguna de las acciones que llevaba a cabo. Actuando siempre por impulso, a veces por inercia y siempre sintiéndome más perdida que de costumbre.
Comencé a darme cuenta de que no sólo tenía problemas con mis emociones, con mi mente y con mis ideas, sino con mi propia identidad sexual (y lo sigo teniendo), pero no estaba recibiendo la ayuda adecuada.
Es más, no tenía a quién pedirle ayuda. 
Mi psicóloga, que "se supone" tiene que enseñarme a manejar la personalidad limítrofe, duda del diagnóstico de mi psiquiatra, ella no considera que yo tenga el trastorno, cree que sólo es "inmadurez" (así lo llama ella) y se atribuye (como casi siempre) a mi edad.
¿A mi edad? ¿What? lo dice como si yo tuviera trece años, estuviera entrando en la adolescencia y no tuviera idea de los cambios que hay en mi cuerpo y con mis emociones.
Pero tengo más edad que eso, la pubertad y la adolescencia afortunadamente ya las pasé y salí arrastrándome de ahí. Viva al fin.
Se negaba a ponerme cualquier clase de prueba psicológica para determinar causas, para ver si estoy bien, mal o de plano por mi mente no pasa nada. 
Simplemente sonreía y no decía nada.
¿Qué clase de psicóloga es esa? ¿Quién le dio su título y su cédula? 
Nunca me he sentido cómoda con ella, nunca me ha creído y es más, hasta ha de escribir que todo me lo invento.
Por que ella misma, viendo como estaba yo con los huesos marcados, teniendo en sus manos mis análisis clínicos, la hoja de evaluación del médico que dictaba un bajo peso y desnutrición, simplemente soltó: No puedes tener bulimia, si lo tuvieras, no me lo estarías diciendo.
Y ahí me dejó, con un evidente trastorno de la alimentación, negándome la ayuda que necesitaba y teniendo que buscar por cuenta propia la recuperación que era necesaria, tenía que ganar peso o me iba a poner peor.
Entonces, ¿cómo es que ella puede estar atendiendo un caso como el mío? si cree que no tengo nada, ¿por qué me sigue dando citas?
No lo entiendo, y la verdad es que tuve que buscar ayuda en otro lado, porque ahí era como estar en un callejón sin salida.

Hoy por fin fui con una nueva psicóloga, quién me creyó y dijo que es evidente la conducta de una TCA, quién va a diagnosticar y a verificar lo que mi psiquiatra dijo que tengo, quien por primera vez en muchos años me dijo:
-¿Te han hecho alguna prueba?
Quien no me dio cita hasta dentro de cuatro meses. Alguien que se notaba que de verdad estaba creyendo en mis palabras, en la desorientación que tengo, en lo perdida que estoy y en lo desesperada que me encuentro por saber ¿qué soy? ¿quién soy?
Espero todo marche bien, y espero que ahora sí, después de tanto tiempo, por fin haya encontrado la ayuda que tanto necesito, porque si yo sola no puedo...
las consecuencias, van a ser fatales.


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