jueves, 24 de septiembre de 2015

Mi vida con pastillas


No había escrito sobre algo que tiene que ver con mi vida diaria desde hace mucho tiempo, y la idea me estaba circulando por la cabeza desde hace poco tiempo por lo que puede que tenga muy poco o realmente nada que decir sobre el tema.

Mi vida con Pastillas.
¿A dónde quiero llegar con esto? bueno, tengo alrededor de casi 4 años medicada con psicotrópicos. En este caso un psicotrópico es una sustancia con capacidad de producir cambios en el humor, estado de ánimo y la percepción de quien las toma. 
Y en mi caso personal llevo alrededor de casi 4 años con anti psicóticos.

De nuevo, ¿Qué es un anti psicótico?
Son también llamados neurolépticos y se usan en el tratamiento de las psicosis.
Dependiendo el trastorno es su indicación y al menos en mi caso fue recetado para desaparecer las alucinaciones que tenía de manera constante.

¿Nos vamos entendiendo?

Cuando llegué a psiquiatría era yo un saco de alucinaciones descontroladas que no tenían pie ni cabeza y que me seguían por todos lados, junto con cuadros depresivos severos, con conductas suicidas, problemas de auto mutilación, un poco notable problema alimenticio y una conducta inadecuada.

¿Qué hicieron conmigo?

Bueno, después de dos largas horas con la psiquiatra y siendo todavía menor de edad, ella consultó con mi madre lo necesario de medicarme.
Por ese entonces optó por recetarme Leptopsique y Valproato de magnesio.

Pasó el tiempo y las depresiones no remitían en lo absoluto, así que me retiraron el valproato de magnesio, llegando en ese entonces a mi vida y por un año la Fluoxetina o mejor dicho: El Prozac.

A quién solía llamarle mi pastilla de la felicidad.
Los anti psicóticos nunca los dejé.

Después de ese año de anti depresivos, y con una remarcable mejoría en mi estado del ánimo, me lo retiraron y cambiaron mi anti psicótico por la olanzapina.

Fue una de las decisiones más terribles que ha tomado conmigo la psiquiatra, estuve durmiendo durante 6 meses a todas horas, todo el día, todo el tiempo.

Así que cuándo le dije lo que sucedía me dio trifluoperazina y me sentó de maravilla.
Alucinaciones disminuidas, el único problema es que el peso que había ganado con la olanzapina era muy difícil de bajar.

Luego conocí a los estabilizadores del estado del ánimo, y llegó el valproato semisódico.
Nunca terminé las 3 cajas, era un medicamento que me dejaba por completo sin emociones y que hasta me alteraba el sueño.

En Diciembre del año pasado me dieron Lamotrigina e igual por ese mismo rumbo a mi psiquiatra se le ocurrió darme risperidona en lugar de trifluoperazina, creyó que sería mejor para mí.

Pues me fue peor que con la olanzapina.

No me pude levantar en todo un día por completo. Me dejó botada totalmente.
Me aterré ante el efecto de la risperidona y le pedí que de inmediato me diera la trifluoperazina que tan bien me ha sentado para con las alucinaciones y para mis efectos secundarios, que han sido muy pocos.

Me cambiaron la lamotrigina por topiramato.

Ah, y para mis emergencias, guardo una caja de clonazepam.

Y voy para largo por mucho mucho más tiempo consumiendo medicamentos.

Sé que no debí hacer una historia de las pastillas que he tomado en los casi 4 años que llevo en psiquiatría pero me pareció la forma más comprensible.
El poder dejarlos por algunos días o a veces hasta semanas, pero tener que regresar a ellos porque de lo contrario comienzo a ser un caos total en mi vida.

Quiero saber lo que es la vida sin medicamentos de nuevo. 
Hace algunos meses fui al médico a hacerme un ultrasonido y me dijeron que mi hígado está un poco "resentido" por la eliminación de medicamentos constante que tiene.
¡Apenas han pasado cuatro años! se supone que debo tomarlos la mayor parte de mi vida para estar bien.

Puedo estar "bien" de mi mente, pero otras parte de mi cuerpo comenzaran a enfermarse pronto por tantos medicamentos en mi organismo y ¿quién afecta a quién? supongo que deben haber mejores alternativas para esto.

Vivir pendiente de cuándo tomar una pastilla no es sencillo, debo salir con ella por las tardes/noches, cuando salgo de viaje, cuando voy a alguna fiesta.
No puedo consumir ciertas bebidas, no puedo fumar.

Es diferente para mí.
Y aún así, todavía me cuesta llevar esa rutina.

Nunca me voy a acostumbrar.



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