sábado, 8 de febrero de 2014

Sin remitente

Estimado joven de mi alma.

Me permito el atrevimiento de escribirle estas letras, de hacerle una carta.
No se imagina usted lo mucho que mi alma batalló para poder encontrar la excusa correcta, el motivo adecuado.

Y aquí me tiene, sin motivo alguno, sin un solo pretexto, más que el mero hecho de que si no le escribía, sentiría mi alma intranquila.

He de contarle que padezco insomnio, y aunque le suene trllado, es culpa del café, ese que tienen sus ojos, y de la canela, esa que tiene por piel.

Me maravillo en el milagro de su existencia, porqué es eso:
Un milagro, resucitaste un muerto, le diste vida y sentimientos.

Y yo comparo de esta forma mi pasión por usted:
La comparo con una canción de cualquier grupo de metal que usted prefiera, es pesada, es intensa, es rápida... pero al mismo tiempo es melódica.

¿Sabe usted que produce en mi cuepor el sonido de su voz?, me produce lo mismo que "Las cuatro estaciones" de Vivaldi, eriza mi piel, me paraliza en seco.
Y es que usted me ha debilitado, me ha dejado vulnerable, estoy expuesta y puedo perder más de lo que pretendo ganar.

Ojalá y un día, tenga usted el grato placer de leer mis cartas.

Suya.
MaryFer

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